miércoles, 7 de agosto de 2013

Las autoridades del CPCECABA sancionando a la solidaridad: pasen y lean.

La Revolución Francesa (nada más y nada menos que la Revolución Francesa) con la ley Le Chapelier promulgada en 1791, establecía que mientras la libertad de empresa no podía ser limitada, prohibía el derecho de asociación de los trabajadores. En la Argentina, la última dictadura cívico-militar y menemismo después, barrieron con una enorme parte los derechos de los trabajadores adquiridos durante el peronismo. 

Actualmente (no a fines del siglo XIX con la Ley Le Chapelier, no a mediados de los 70' con la dictadura cívico-militar, no durante la década de los 90' en pleno menemismo), una compañera nuestra no solo fue levantada en peso por el Jefe de Seguridad, sino que además desde RR.HH. le "bajaron la orden" a sistemas, para que limiten su acceso a la comunicación  via e-mail, por el simple hecho de solidarizarse con nuestro compañero accidentado Ariel Alarcón organizando una colecta (colecta que continúa, pese a la negativa de ciertos actores).

Sucede que las autoridades del CPCECABA, que son "un tantito así" de astutas, no quieren empleados que se solidaricen entre ellos, no quieren empleados que posen su mirada sobre el compañero o la compañera que tienen a su lado. Quieren (e intentan moldear) empleados atemorizados que solo se preocupen por ellos mismos y nada más. Mediante el temor a ser despedidos intentan forjar en nosotros un temeroso egoísmo, un egoísmo producto del temor. O dicho en las palabras de la visión económica que las autoridades comparten, mediante el individualismo metodológico intentar forjar "agentes" solo puestos en movimiento por la racionalidad de su interés individual. 

Es por ello compañeras y compañeros que un simple y pequeño acto solidario como el de nuestra compañera Julieta les molesta tanto. Saben muy bien que en ese pequeño y tan necesario gesto se encuentra el "germen" de lo que tanto temen. Y es justamente por ello que el "Departamento de Recursos Humanos" no dijo ni una sola palabra del accidente de Ariel Alarcón. Pues, sabían muy bien que lo ocurrido, podía provocar en alguien el gesto, el acto humano (y aquí sí esta palabra recibe su verdadero brillo), de querer ayudarlo. Finalmente ocurrió y por ello Julieta fue sancionada.         

Compañeras y compañeros, si no nos organizamos nos van a seguir pasando por encima como "alambre caído". 


Empleados del Consejo Organizados